(Si tuviese alas probablemente me las cortaría.)
Encuentro toda ensoñación plumífera
indiferente y anodina.
No comparto el vuelo como grieta inmensa sino como
espejismo
el irse y elevarse con el impreciso –lejos– adverbial
tiene una sentencia de negación y miedo implícita en cada
aleteo
una enajenación tal
que las plumas se le meten a uno en la embocadura
y hasta en el extranervio
(niego toda condición de nimbo)
Extraer la virtud en cambio
radica en hundirse en la tierra o pus
ser de aquellos que asimilan las ensoñaciones anfibias a
las aéreas
tener más solemnidad por los batracios que por los ruiseñores
unirse a la mugre sin brecha como si fuese nuestra saliva
en ella revolcarse e impregnar
toda enredadera o nervio.
Con los pulmones heridos de fango
abrirse un mediterráneo en los sentidos
se facilita
comprender que la tierra nos absorbe con su dura y
hermosa polvareda
así como el infinitivo
para mutar cuanto sea necesario de escamas dérmicas.
Ensoñación anfibia o disecciones de batracio:
Para respirar la especie
es necesario reptar
hacia el agua donde lavarse
esta humanidad
rastrera que nos sobrepasa.
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