Te imagino tan cerquita mío
que nuestros ombligos se rozan milimétricamente y se anudan
uno al otro
hasta que tu almavapor entre a gatas por la apertura de mis pulmones
y se acicale ronroneando para dormirme dentro.
Pero son sólo
cavilaciones de un miserable náufrago
insolado por las centurias varado en medio de la marea
alta y un astro ciempiés
que es fiebre relamida alimentando este catéter.
Aunque sé perfectamente que nuestra sed
también habita en ti como un latir paralelo
si enumeramos la distancia náutica entre vos y yo
hay al menos cien océanos inmensos y siglos de galeras impidiendo el paso
y seamos francos
ambos somos islotes.
Ninguno tiene el alma de remo o fragata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario